sábado, 20 de abril de 2013

No son las palabras...


No son las palabras
sino su ausencia.
No es lo que digo,
es el ruido
de todo lo que callo.
Es el alma al filo
del silencio,
su peso de elefante
sobre un hilo de coser.
Es la ferocidad
de tu silencio.
Es mi nombre      
sin sónidos.
Es el poema insomne
Despeñándose
en ese país tuyo
donde no quedan manos

miércoles, 16 de enero de 2013

Todo se ha detenido...



Todo se ha detenido
hoy,
el aire,
el minuto azul,
el micro,
las personas,
sus ansias,
la lágrima lejana,
la perpetuación de las huellas,
los motores.


Y sin embargo
la sangre
rueda ... no cesa

Golpeo las puertas del silencio...

Golpeo las puertas del silencio
pero tus aturdidos cancerberos no me abren.
Noctámbula deambulo
acuñadora de parpados insomnes,
solo importa alcanzar
esta mañana. Transitarla.

Aquí estoy...

Aquí estoy
donde vos no me ves
donde yo ni me noto.

Me tiendo en la cama del silencio
sin más sonido
que el sonido de mis huesos exhaustos.

Me miro. Patética.
Desnuda y sin piel,
solo venas violentamente
pálidas,
solo sangre clamando
que no se consuma
la luz de esta vela.

Aquí en el último rincón,
sin dios y sin memoria
ni siquiera la piedad
de una lágrima
humedeciéndome los ojos.

Telaraña gris que se adhiere
a los muebles
menos que moho... vaho,
sombra... nada.
Aquí estoy
donde vos no me ves
donde yo ni me lloro.

Dios...

Dios
o vos
o no se quien
podían salvarlo
Se merecía
aunque solo fuera una vez
trepar el cielo,
sentir el viento curvándole
las alas,
beberse el tiempo
a enormes bocanadas.
En cambio
se apaga
bruscamente
como un fósforo
frente a una ventana.


Era solo un pájaro.


Pero era el último.

SAN AGUSTIN II


Oscuros,
esquivos,
furtivos,
huidos,
hundidos,
fugados,
ausentes.
Rostros desconocidos.
Idénticos.
¿Quien vive debajo de esa piel?
¿quien sabe lo q ocultan esos parpados?
¿de quien es el recuerdo q persiguen
detrás de los espejos?
anónimos,
únicos.
Y solos.
Profundamente solos en su muchedumbre inútil.
Caminen para aquí y caminamos.
_Coman todo _ y comemos,
aun sin hambre,
aun cuando ya no hay comida.
Nos comemos la rabia,
los despojos,
masticamos largamente los silencios,
dentellamos las voces que martillan nuestro cerebro.
Nos tragamos las palabras,
las protestas,
nos aturdimos de tantas incoherencias,
nos enfrascamos en agobiantes diálogos
con esos que se parecían a nosotros,
pero que ahora nos dicen dejamos de ser nosotros mismos.
Formen fila
nos enfilamos prolijos como hormigas...

El es un buen dios,
viste de blanco,
nos pone pastillas en la boca,
un sueño seguro nos promete,
morirnos mansamente por un rato.

Mírame

Mírame,
estoy tan a tientas,
tan a oscuras....
mirame,
me paro en la cornisa
de mi sangre
absolutamente ebria,
tontamente terca
desafiando al abismo.
Se que me voy a caer.
Igual me paro.
Se que si me asomo
me acertaran las balas,
desde todas las trincheras
están apuntando a mi ventana.
Y yo me paro,
igual abro el corazón
y clamo por ese sol
que lo recuerde.
Mirame
me estoy quedando
sin puertas.
Las estoy cerrando todas.
Tal vez es tarde para pedir,
tal vez tu mano perdió el camino
y nunca se estirará para salvarme,
quizás me lo merezco,
quizás no,
¿quién dará estas respuestas?
Yo no, yo pongo mi sangre de rodillas.
Me asfixio entre los muros
de mi propio silencio.